El mundo del rock está de luto tras confirmarse la muerte de Ozzy Osbourne, ícono del heavy metal y una de las figuras más influyentes en la historia de la música. El cantante británico, conocido por ser el vocalista original de Black Sabbath y por su destacada carrera como solista, falleció este 22 de julio a los 76 años. La noticia fue confirmada por su familia a través de un comunicado donde se informó que Ozzy Osbourne murió rodeado de sus seres queridos.
La despedida del artista se dio tan solo semanas después de su último concierto en Villa Park, en Birmingham, su ciudad natal, donde agradeció a sus seguidores con un emotivo mensaje. Su partida deja un vacío inmenso en la escena musical global, pero también un legado que perdurará por generaciones.

Enfermedad que padeció Ozzy Osbourne
Durante los últimos años, la salud de Ozzy Osbourne se vio deteriorada a causa del Parkinson, enfermedad que le fue diagnosticada oficialmente en 2020. Sin embargo, sus problemas comenzaron tiempo atrás, cuando sufrió una caída en 2019 que le provocó severos daños en el cuello. Esa lesión requirió una cirugía que afectó su sistema nervioso, incrementando las complicaciones físicas que enfrentaría desde entonces.
En entrevistas pasadas, Ozzy Osbourne confesó que padecía entumecimiento en sus extremidades y problemas de movilidad. Llegó a describir su caminar como si lo hiciera con “botas de plomo”. Aunque nunca se rindió, las secuelas físicas lo obligaron a retirarse por momentos de los escenarios. A pesar de su deterioro, se mantuvo activo y determinado a seguir en contacto con su público.
Durante su tratamiento, también enfrentó los desafíos emocionales de una enfermedad neurodegenerativa. Por ello, combinó medicamentos para el dolor con antidepresivos. En sus propias palabras, vivir con Parkinson no fue una sentencia de muerte, pero sí un proceso complicado lleno de altibajos.
Ozzy Osbourne y su legado con Black Sabbath
El impacto de Ozzy Osbourne comenzó a finales de los años sesenta, cuando se unió a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward para formar Black Sabbath. Su álbum debut, titulado Black Sabbath (1969), es considerado por críticos como el punto de partida del heavy metal moderno. El sonido oscuro, los riffs pesados y la temática sombría rompieron con los moldes del rock psicodélico y marcaron un cambio radical en la música.
Canciones como Paranoid, War Pigs e Iron Man posicionaron a la banda como pionera del género. Aunque el tema Paranoid apenas alcanzó el lugar 61 en el Billboard Hot 100, se convirtió en el himno más emblemático del grupo. Tanto el álbum Black Sabbath como Paranoid figuran constantemente en los listados de los mejores discos de metal de todos los tiempos.
El estilo vocal de Ozzy Osbourne, su imagen desafiante y su capacidad para conectar con el público marcaron una época. Su voz única y su presencia escénica ayudaron a cimentar el sonido que hoy es referencia obligada para generaciones de bandas que siguieron sus pasos.
Carrera en solitario de Ozzy Osbourne
Tras su salida de Black Sabbath en 1979, muchos pensaron que la carrera de Ozzy Osbourne llegaba a su fin. No fue así. Su etapa como solista se convirtió en otro capítulo legendario. Con más de 100 millones de discos vendidos en total, su influencia como artista independiente se consolidó rápidamente.
Su primer disco en solitario, Blizzard of Ozz (1980), fue un éxito rotundo. Con canciones como Crazy Train, Mr. Crowley y Suicide Solution, Ozzy se posicionó como una figura dominante del metal. Acompañado por el guitarrista Randy Rhoads, creó un sonido fresco y potente que cautivó a nuevas audiencias.
A lo largo de los años ochenta y noventa, lanzó álbumes como Diary of a Madman, Bark at the Moon, The Ultimate Sin y No More Tears. Este último marcó un renacimiento musical, con temas como Mama, I’m Coming Home y la canción homónima que se volvió un clásico de su repertorio.
Los conciertos de Ozzy Osbourne eran espectáculos explosivos. Su energía, teatralidad y provocación no solo entretenían, también lo mantenían como un referente en la cultura popular. Incluso fue criticado por algunos sectores conservadores que lo acusaban de promover ideologías oscuras, aunque él siempre afirmó que su música era una forma de liberar emociones, no de promover violencia.
La influencia de Ozzy Osbourne va más allá de sus álbumes y sus conciertos. Su presencia en la televisión, como en The Osbournes, lo convirtió en una figura reconocida también por las nuevas generaciones. Su vida personal, marcada por excesos, caídas, redenciones y valentía, inspiró tanto como su música.
Ozzy Osbourne no solo redefinió el heavy metal, también mostró que la persistencia, incluso ante la adversidad física y emocional, puede mantener viva una carrera que parecía haber terminado décadas antes. Su voz inconfundible, sus frases icónicas y su actitud irreverente seguirán resonando.
Hoy, la industria musical despide a uno de sus más grandes exponentes. Pero más que una despedida, es un reconocimiento a todo lo que Ozzy Osbourne significó. Un verdadero ícono. Un pionero. El eterno “Príncipe de las Tinieblas”.
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