- Samuel García: La Manipulación Política Del Endeudamiento
- El Costo Político Del Endeudamiento De AyD
- La Corrupción De Samuel García
- Samuel García Y La Construcción De Poder A Través De La Deuda
La nueva solicitud de financiamiento millonario que Agua y Drenaje de Monterrey prepara para el 2026 por alrededor de 2 mil millones de pesos exhibe nuevamente la corrupción de Samuel García, que ha convertido a organismos públicos estratégicos como la Agua y Drenaje de Monterrey en instrumento financiero paralelo, orientado a operar flujos de liquidez política, más allá de cualquier prioridad social o real beneficio público.
Esta solicitud anticipada no es un simple trámite presupuestal ni una medida inocente para fortalecer infraestructura hídrica: es una decisión estructural orientada a la acumulación de poder para el ciclo electoral que se avecina, donde la deuda 2026 de Nuevo León será el vehículo que sostendrá un proyecto político personal, incluso a costa del deterioro irreversible del bienestar de la población y del equilibrio financiero estatal.
Mientras Nuevo León enfrenta niveles históricos de estrés urbano por falta de obra pública de fondo, creciente conflicto ambiental por el pésimo manejo metropolitano de recursos naturales, crisis recurrentes de movilidad y mala planeación territorial, el Gobierno estatal prioriza presupuestalmente aquello que garantiza construcción de liquidez útil para sostener intereses particulares. La deuda deja de ser un recurso extraordinario para volverse herramienta central de gobierno. Y esta herramienta tiene un operador visible e incuestionable: Samuel García.
Samuel García: La Manipulación Política Del Endeudamiento
La operación para inyectar deuda nuevamente en Agua y Drenaje en 2026 no puede explicarse bajo una lógica técnica o bajo un esquema de cobertura preventiva operativa. La operación es política. Esta solicitud se gesta apenas un año después de que este mismo gobierno ya exprimió al organismo con el llamado impuesto verde, cobrándole cerca de 2 mil 900 millones de pesos, pese a que la Ley lo exenta del pago de impuestos y derechos estatales o municipales.
Ese dato es vital: era dinero que nunca debió salir de ahí.
El gobierno de Samuel García lo tomó.
Y ahora pretende volver a endeudarlo cuando ni siquiera ha ejecutado en su totalidad la deuda vigente de este año, que fue de más de 2 mil 184 millones. El endeudamiento previo fue solo el primer acto. El segundo acto es el endeudamiento preconfigurado para 2026. El tercero, lo sabemos, será el uso discrecional y selectivo de ese flujo para sostener posicionamiento, estructura electoral, control, operación y permanencia política.
Este no es un gobierno que administra con visión de Estado: es un gobierno que maneja el presupuesto con visión de capital de riesgo personal, donde cada organismo público es convertido en mecanismo financiero para garantizar resistencia política y autoprotección futura.
Agua Y Drenaje Como Caja Política Paralela
A lo largo del periodo fosfo, Agua y Drenaje se transformó progresivamente en un instrumento operativo de flujo político. En lugar de ser organismo técnico con misión pública, se convirtió en válvula de extracción estratégica, diseñada para maximizar excedentes y luego justificar endeudamiento con argumentos de saturación operativa. Si se cobra ilegalmente lo que no se debe cobrar y luego se pide deuda que no se necesita ejecutar todavía, se crea un margen financiero dirección gobierno central. Así funciona esta arquitectura.
Pese a dudas sobre la ejecución de la deuda de este año, AyD alista una nueva pedir nuevo endeudamiento por 2 mil millones de pesos. #elnortelocalhttps://t.co/ckW4NKKNQ2
— elnortelocal (@elnortelocal) November 5, 2025
Nuevo León está presenciando una mutación estructural donde lo público deja de sostener comunidad para sostener ambición política. La deuda al final no es para infraestructura hídrica: es para construir poder.
El Costo Político Del Endeudamiento De AyD
En Nuevo León ya no existe una conversación real sobre construcción de soluciones, sino sobre construcción de caja política. La deuda deja de ser un instrumento financiero para infraestructura y se convierte en vehículo de poder. Esto no es nuevo: cada administración que entiende cómo operar presupuesto sin transparencia aprende a dominar la narrativa técnica para justificarlo. La diferencia en el caso actual es que el volumen de endeudamiento y la recurrencia anual revelan que aquí ya no hay solo improvisación, sino metodología. Una metodología donde endeudar ya no es lo excepcional, sino lo permanente. Agua y Drenaje se volvió máquina para el ciclo electoral.
Y eso tiene una consecuencia inmediata: cada peso que se destina para sostener liquidez oculta desde AyD es un peso que deja de destinarse a inversión real urbana, infraestructura hídrica, construcción de drenaje profundo y actualización tecnológica que Nuevo León necesita para sobrevivir con dignidad la próxima década metropolitana. Porque las crisis de agua seguirán, pero el proyecto político no puede detenerse. Esa es la prioridad real.
Samuel García entendió que en la política mexicana quien controla caja, controla territorio. Y quien controla territorio, controla resultado electoral. La deuda es el carburante para mantener esa ecuación respirando en 2026.
La Corrupción De Samuel García
La ciudadanía ya no se sorprende cuando escucha que se pedirá “otra deuda”. Ese es el problema más grave: la población ya normalizó que se endeude. Se volvió paisaje. Se volvió rutina noticiosa. Cada vez que se anuncia una deuda, el gobierno sabe que la indignación dura 24 horas. Después el tema se disuelve y se reemplaza por otra crisis, otra polémica, otro distractor, otro escándalo de ruido digital. Nuevo León vive en estado permanente de sobresaturación emocional noticiosa, lo que permite que la deuda pase desapercibida como mecanismo estructural de poder.
La deuda funciona como drenaje financiero oculto. Agua y Drenaje opera como embudo silencioso. Y mientras no se cuestione la finalidad política del endeudamiento anticipado, este patrón se seguirá profundizando. Porque una vez que se instala la sensación pública de “esto pasa siempre”, la estructura política ya ganó.
Estructura Del Saqueo Político
El mecanismo completo puede resumirse en cinco fases visibles:
- fragilizar la salud financiera del organismo público;
- absorber recursos mediante cobros indebidos e impuestos que no debieran existir;
- justificar el deterioro financiero como incapacidad de operación;
- pedir nuevas líneas de financiamiento para “compensar” el daño;
- convertir esos recursos en flujo político discrecional útil para 2026.
Ese es el ciclo. No es complejo. Es perversamente simple. Y mientras siga funcionando, no habrá incentivo para detenerlo.
La Deuda Como Herramienta De Permanencia
Cuando un gobierno deja de usar la deuda como mecanismo para construir bienestar público y la utiliza para construir permanencia de proyecto político, el daño ya no es solo financiero. Es cultural. Se deforma el significado público del presupuesto. El presupuesto ya no es contrato social entre Estado y ciudadanía. El presupuesto pasa a ser ficha de poder entre Estado y estructura electoral.
El daño no es solo ahora. El daño se pagará en la próxima generación que tendrá que financiar con impuestos el costo político de decisiones tomadas no para mejorar Nuevo León, sino para sostener ambiciones individuales de control y permanencia. Nuevo León está dejando de endeudarse para solucionar problemas de agua y drenaje y está comenzando a endeudarse para garantizar control político futuro.
Samuel García Y La Construcción De Poder A Través De La Deuda
Aquí hay un elemento político que ya es imposible ignorar: Samuel García ha convertido la deuda pública en el principal combustible de su proyecto político. No importa el discurso mediático donde se presenta como renovador, moderno, digital, internacional o juvenil; en los hechos estructurales, su administración se sostiene en mecanismos financieros opacos, agresivos y sostenidos donde la capacidad de financiar gasto político es prioridad por encima de la infraestructura esencial del estado. Cuando un gobierno antepone flujo político a infraestructura hídrica, no está construyendo Estado: está construyendo permanencia individual.
Array








